Thursday, May 25, 2006

Caracoles Babosos

La primera vez no lo podía creer, dejé lo que estaba haciendo y centré toda mi atención en el televisor, honestamente pensé que era una broma, una de esas parodias que hacen algunos canales o algunas marcas en obvio tono de burla.

Pero era real. Había un tipo en el televisor tratando de venderme “Baba de caracol”. Y no sólo eso, me aseguraba que había sido comprobado científicamente y me explicaba con detalles el porque de las excepcionales propiedades en la mucosidad de este inocente molusco.

Pero haciendo a un lado si creemos o no en los súper poderes del Helix Aspersa (gasterópodo pulmonado y cefalófero, ídolo de helicultores y hermafrodita insuficiente a más no poder), todas las fórmulas mágicas, pociones prodigiosas y artilugios milagrosos que venden estos mensajes tienen algo en común: Resultados instantáneos.

¡Y quien no quiere resultados instantáneos! La opción de corregir, eliminar, añadir, afinar, acortar, resaltar, preservar o perfeccionar algo que generalmente tiene que ver con insatisfacciones hacia nuestro cuerpo y nuestras vidas, es irresistible. Todos podemos caer. Hasta los publicistas.

La primera vez fue hace unos 10 años, en aquel momento el aparato milagroso de moda para “tener esos abdómenes de acero que siempre has querido tener” era el ABSculptor (Y eso que a mis veintiún años, sin tener un abdomen perfecto, lo tenía claramente menos abultado que en el presente). Y me lo compré.

Eso significa que el mensaje tuvo éxito conmigo. Bueno... casi. Al menos no en la forma que los señores de “ABSculptor Inc.” esperaban, pues con mi sueldo de profesor de música podía ilusionarme con el abdomen de acero pero no costearme el aparato original. Así que simple y sencillamente me compré un “knock-off”, uno “chafa”, marca “los patitos”. Una imitación callejera.

Los años pasaron, comencé a trabajar en publicidad y asumiendo la inconfundible actitud de creativo sabelotodo, aprendí a reírme de los infomerciales, analizarlos con fines antropológicos y más recientemente a burlarme del género satirizándolo y utilizándolo para “un fin creativo superior” que me colocara por encima de tal aberración publicitaria.

Pero volví a caer.

El ABKing Pro era la nueva encarnación del ABsculptor de siglo pasado. Más revolucionario, más fácil de usar, más efectivo. Para ser honesto, todavía lo tengo, y lo utilizo de vez en cuando. Me he quedado con él a pesar de que ahora existen el ABRoller, ABStretcher, ABFlex y cualquier otro aparato que comience con AB y te asegura... Exactamente: “esos abdómenes de acero que siempre has querido tener”.

¿Ha dado resultado? Pues quisiera creer que debajo de eso que parece grasa hay un six-pack escondido. Yo digo que sí. Pero de lo que sí estoy completamente seguro es que aunque dedico mi profesión a evitar los anuncios largos, obvios, sobrecargados, sosos, fingidos, fastidiosos y de beneficios cuestionables, los infomerciales venden. Y venden bien.

Si algún lector también ha caído, no se ofenda: serán los caracoles los babosos... ¿O seremos nosotros?

3 comments:

  1. Anonymous11:58 AM

    Jaj!. Definitivamente es cierto, alguna vez todos hemos caído con la compra de los infomerciales, recuerdo igual llegar a comprar una ABfajastrech que venden para "aspiracionalmente" tener la cintura de "modelo",esas que funcionan con yeso, etc., y que te hace perder medidas...mentira... y que LOSER que es uno creyendo que una fajita te puede hacer reducir medidas... ni modo no te queda más que cerrar la boca y hacer ejercicio!!!

    Me encantan tus Iblogs... seguí escribiendo!!!

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  2. Anonymous2:03 PM

    Quién es más baboso, el pobre caracol o el comprador?

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  3. Anonymous2:24 PM

    Pero bueno... ¿y entonces?, ¿cuáles son las propiedades de la baba de caracol?

    Seré baboso, pero a lo mejos la compro!

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