Thursday, September 10, 2009

El Joven manos de mantequilla: Historias de catástrofe espontánea

Antes de cualquier pensamiento sarcástico que se pueda dar al final de esta lectura permítanme decir de frente que el título de este post se refiere a mi persona. El calificativo de "Joven" entonces, no será tanto por mi edad actual (que me he encargado de hacer pública en este mismo blog) sino porque el problema que estoy por confesarles comenzó a manifestarse a una muy temprana edad.

Aquí está la verdad: Por alguna razón, cargo un aura de desastre espontáneo que me acompaña constantemente a un radio de proximidad de medio metro alrededor de mi masa física. Nombre científico: Síndrome del accidente inmediato por aceleración motora involuntaria. ¿Otros nombres? Manos de estómago, carne molida, el bastante menos elegante "manos de caca" y el súper personalizado "Desastres Umaña".

Creo que debí sospechar que padecía de tal mal cuando a temprana edad me comenzaron a llamar "Estraguitos", o cuando en cada salida a restaurantes con mi familia se anticipaba un refresco vertido, un plato quebrado o un mantel manchado: "Vamos a ver, mesa para cuatro... y el niño que se siente en el suelo".

¡Y bueno! si has estado cerca de niños sabrás que eso no tiene nada de extraño. El problema es cuando 25 años después, "estraguitos" sigue necesitando que los restaurantes tengan a mano el trapo de piso, el plato extra o el mantel de repuesto.

El otro gran problema es que las personas que más se acercan a mi peligroso círculo personal de desastre, también sufren peligro. Por ejemplo, si alguien examinara a mi novia (Y no, no estoy sugiriendo que lo hagan) corro el peligro de ser demandado por maltrato o por lo menos denunciado en el Inamu. ¡Y qué decir de mis relaciones pasadas! En todas he dejado heridas. Y no me refiero a las retóricas o de romántico despecho, me refiero a esas que no cicatrizan "con el tiempo" sino con Baba de Caracol... o tratamiento ortopédico.

Pero hay un misterio en todo esto: mientras mi motora fina me permite encontrar tonos y semi tonos en el violín, mi motora gruesa se niega a vencer ese medio metro entre el movimiento y el desastre. (Culpo también a mi motora gruesa de mi talento para bailar con la gracia de un chimpancé en éxtasis).

Ahora bien, en los últimos meses había percibido un aumento en mi propio IFD (Índice de Frecuencia de Desastres). Y esto comenzó a preocuparme hasta que me di cuenta de la verdad: Este "aumento" en la incidencia de la fatalidad cotidiana no se debe a la puerta de vidrio con acceso magnético que arruiné apenas en mi segunda semana de trabajo, al baño de soya doble que le receté al gerente de la agencia durante un almuerzo de Sushi, o al lente de cámara que se suicidó lanzándose de mis manos hacia el vacío desde el mezzanine de la oficina. Simplemente, luego de trabajar en un lugar con no más de 25 personas, ahora tengo casi 4 veces más testigos: Nunca subestimen el "Word of Mouth" de una agencia con 90 publicistas contectados a internet.

Pero al final del día el problema no es tan malo. Digamos que a estas alturas he aprendido a convivir con el desastre. Y los que me quieren, a resignarse.

Y ustedes mis queridos lectores no tienen porque tener miedo. El radio de acción de mi padecimiento aún no tiene hipervínculos metafísicos. Ahora bien, si leyendo este blog, les pasa algún accidente, ¡por favor no duden en reportármelo!

8 comments:

  1. Me gustó el glamour de cambiar mantequilla por el 'menos elegante. Eso se llama clase, and you got it. Tal vez se aprende a vivir con eso, pero... wow, debe salir caro con eso de los lentes quebrados y los gerentes chorreados. No se ha quebrado nada en Gorileo TV?

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  2. Anonymous9:06 AM

    Roge,

    Desde muy temprano en tu vida fui testigo (y a veces víctima) de tus "catástrofes espontáneas." Mi carro y algunas otras de mis posesiones personales también se vieron afectados en algún momento...

    Pero realmente esa característica tan singular te hace aun más especial. Tal como lo escribiste, los que te amamos te aceptamos y sabemos que compartir tiempo contigo ¡es siempre emocionante! Never a dull moment!

    Love you,

    Your sis

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  3. @DVerseCity De hecho el lente "suicidado" fue justo antes de la entrevista con Ottón Solís. ¿Habrá sido profético? :P Y me salió BIEN caro. (El lente, la entrevista no tanto).

    @Sis ¡Je, je! Ustedes son los testigos más cercanos. :) Gracias por no desheredarme a pesar de los desastres. Love you too.

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  4. Aunque en algun tiempo fui victima y testigo cercana de TODOS tus desastres, desde chalupas en el suelo hasta billeteras desolada por una visita inocente al "H"..., y nada como la sobredosis de automedicación... siempre que lo recordamos nos causa mucha gracia... y como bien lo escribiste los que te amamos sabemos que esa es parte de tu personalidad y por lo menos yo no te imagino siendo de otro modo!!!

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  5. Me reí mucho, mucho. Ojo que no de las desgracias, sino del relato. Pobro lente suicida...

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  6. Ah mae como me rei jajaja
    bueno bueno, yo creo q nadie es inmune a una que otra autoidiotez, yo tengo la maña q cada q doy vuelta (como dar vuelta en una esquina) por algun articulo de muebleria de la casa, pego: cadera | hombro | muñeca | reloj, y por supuesto dias despues se te olvida y ves el morete y ya o recuerda que fue... Ahora recuerdo q en el DELM estabas como q preocupado por dejar la compu sobre la mesa xD será eso? :P

    Saludos

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  7. Querido Rogelio

    Lo que piensas eso eres. Creo que sos victima de una sentencia: Estragitos, y te lo creiste, y te definiste a partir de ese hecho.
    Igual quienes estamos cerca tuyo vemos con simpatia tus "estragos" lo que no se es si para vos es tan simpatico, de no serlo, igual que la mente crea la catastrofe espontenea, porque asi lo visualizas siempre, tmbien puede eliminarlo de tu vida.

    Solo te pido que no te hagas artesano de cristal, joyero o medico mientras que trabajas este aspecto de tu hermosa vida amigo, jejeje.

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