Wednesday, January 17, 2007

The Workinator

Para los que no conocen muy claramente como fluye el trabajo en una agencia de publicidad, aquí va una breve, genérica (y espero, educativa) explicación: Las ejecutivas/ejecutivos de cuentas o de servicio al cliente sostienen reuniones esporádicas con los clientes (estas van desde las programadas con periodicidad hasta las típicas “bomberiles” en las que el cliente necesita apagar un apremiante incendio mercadológico). En estas reuniones la ejecutiva toma nota y luego lleva esta información hasta la agencia, donde procede a realizar una “Orden de Trabajo” que luego será entregada a lo que denominamos Departamento de Tráfico. Este departamento se encarga de coordinar fechas y distribuir las órdenes entre los responsables de los departamentos de Creatividad, Arte y Producción.

Pero llegó un nuevo año… y un nuevo sistema.

Después de dos semanas de capacitación intensa para todos, a finales del año pasado, estrenamos este 2007 con un flamante sistema digital de órdenes de trabajo. Y no es que tenga nada en contra de la tecnología, yo soy el mismo que me autodenomino Tecnosexual y que predico la Cultura del Update. Pero esta vez es diferente.

Cuando las órdenes me llegaban en palpable y depredadora pulpa de árbol, las láminas blancas navegaban muy poco amenazadoras sobre mi escritorio, los asientos de mi carro y hasta el sofá de mi casa, sin que realmente se convirtieran en intimidantes herramientas de presión.

¿Pero ahora? Mi mismo amor por la tecnología se ha vuelto contra mí: Las notificaciones de trabajos nuevos van acumulándose en mi “Inbox” de tal forma, que mi casi compulsiva obsesión por mantener ordenadas las carpetas de mi Outlook logran convertir más de 4 mensajes sin abrir, en una tortura.

Y aparte: ¡Ahora no le puedo quedar mal al sistema! A diferencia del papel, no puedo esconder la pantalla: Ese luminoso ojo gigante de mi computadora me amenaza minuto a minuto como mi propia y cotidiana versión de Big Brother o HAL9000.

Claro, tengo que reconocer que mi productividad ha subido. Si existía alguna forma de ordenarme y hacerme trabajar más efectivamente, era esta.

Pero en este momento, después de terminar la última orden del día y mientras cierro el sistema para escribir esto, puedo casi asegurarles que lo escuché decir: I’ll be Back!